Los Warriors mostraron una versión casi suprema después de Navidad y cayeron en picado después en su peor crisis de la era Kerr (Finales de 2016 al margen), una serie de derrotas que complicó el primer puesto del Oeste y que tuvieron que ver con un calendario delirante, la mala racha en el tiro de los Splash Brothers (especialmente Stephen Curry) y, por supuesto, una lesión de rodilla de Kevin Durant, en su Washington natal, que puso en jaque las aspiraciones de un equipo cuya única meta es el anillo. A KD le dieron un periodo de baja de un mes o un mes y medio, suficiente para llegar a playoffs si la recuperación seguía un cauce positivo, y en Oakland respiraron.
Y respiran más ahora porque todo apunta a que no solo Kevin Durant podrá jugar los playoffs sino que tendrá partidos y minutos antes de que acabe la Regular Season, aspecto clave para coger ritmo de juego y confianza en sus movimientos: solo hay que ve cómo afectó a Stephen Curry su lesión de rodilla en los pasados playoffs y lo limitado que jugó las Finales ante los Cavaliers. Además, el equipo ha cogido otra vez una dinámica excelente, vuelve a mandar en el Oeste y los Splash Brothers recuperan un nivel óptimo en su tiro. Todos datos para el optimismo, ninguno tan grande como las buenas noticias que envía la rodilla de Kevin Durant: el alero ya viajó con el equipo para los partidos en Oklahoma City y Dallas, empieza a realizar sesiones de tiro en los entrenamientos con normalidad y, salvo recaída, jugará antes de las eliminatorias por el título.
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